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Me gusta leer …… a Carlos Pérez Merinero, pero éste seguro que no gusta a todo el mundo.

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Carlos Pérez Merinero.

Uno de los libros de bolsillo más antiguos que conservo es «El Ángel Triste» de este autor. Lo compré, atraído por el título y la portada, en los acopios de libros de bolsillo que realizaba de cara al verano cada año, en el año 84 y su precio, que figura en la contraportada, fue de 325 pesetas.

Lo he guardado hasta la actualidad, a pesar de que sus amarillentas páginas casi están despegadas del lomo, porque me impactó, no había leído nunca nada igual y tardé mucho tiempo en encontrar otro libro de este autor.

Tuve que esperar a internet para recuperar otras obras, pero no pude leerlas todas. Están maravillosamente escritas, pero no tenía estómago para aguantarlas.

Se nota su experiencia como guionista de cine y televisión, lo que, probablemente, daba a las novelas, muy cortas por otra parte, un estilo narrativo trepidante y visual.

Al consultar información relativa al escritor me enteré de que la última parte de su vida no fue buena y tuvo mal final y es cierto que sus libros no reflejan precisamente optimismo.

Son ya más de las nueve y media, y en la puta calle hay un jaleo de tres pares de cojones. No sé dónde coño irá tanta chusma. Parar un taxi me cuesta Dios y ayuda. El merluzo del taxista es de los que le dan a la lengua sin tino. Que si el tráfico, que si la polución, que si el alcalde, que si esto cada día está peor… Me bajo con la cabeza como un bombo. Le echo una maldición. A ver si hay suerte y se estrella contra un árbol.

Las novelas del autor por orden de escritura que he conseguido recuperar son, por si os animáis a leerlas, las siguientes:

  • 1981 Días de Guardar. Escrita en primera persona , pero la primera persona es el malo, un delincuente sin la más mínima capacidad de empatía. El éxito es que te lo crees totalmente, no gasta una línea en hablar del personaje, este sólo actúa y sus hechos lo definen.
  • 1983 El Angel Triste. Otro desecho humano solitario que solo quiere ver películas encerrado en su piso y que va cayendo en un mundo de violencia hasta el final de siempre, mientras nos demuestra los conocimientos cinematográficos de su autor.
  • 1986 La mano armada. Sigue la vida de un policía en la España franquista, donde la violencia, la corrupción y las tensiones sociales retratan una época para olvidar.
  • 1987 El papel de víctima. La historia de un guionista que se enamora bucólicamente de una mujer y se obsesiona con liberarla del hombre que la acompaña y acaba enredándose en una espiral de odio, crímenes y violencia.
  • 1988 Llamando a las puertas del infierno. Otra historia de un psicópata sin ningún tipo de empatía que acaba en una sangría de violencia. Escrita con un ritmo trepidante, no da un suspiro.
  • 1990 Las noches contadas. Siguiendo con la vena cinéfila, esta vez es un proyeccionista de cine que se queda sin trabajo al cerrar en cine en el que trabajaba el que acaba transformándose en asesino.
  • 1995 Razones para ser feliz. Carlos fue un niño feliz hasta el día en que el crimen le salió al paso de la forma más inesperada y ominosa: descubrió que su padre, al que tanto quería y admiraba, era un destripador. La sangre le salpicó y ya nada volvió a ser como antes.
  • 2005 Sangre nuestra. La historia se centra en las actividades de tres hermanos pequeños (Diego, Anita y Tomás) durante las vacaciones de Semana Santa, cuando no tienen clases y la casa está a su disposición sin la presencia de adultos. La que lían es de imaginar.
  • 2016 La estrella de la fortuna. La novela se centra en Miguel Casares, un famoso actor retirado que fue muy elogiado durante el régimen de Franco, que acude al Festival de Cine de San Sebastián, donde se proyectará una retrospectiva de su obra. Muy deprimido, en uno de sus múltiples paseos por la ciudad, presencia un crimen, lo que propiciará un desenlace sorprendente y muy del estilo del escritor.

Como decía al principio, reconozco que hay cuatro con las que no he podido de momento. Espero, aunque dudo, tener tiempo y ganas de conseguir leerlas.

Ánimo, valor y estómago.

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