Contaba en otra entrada anterior cómo se atendía en la zona de entrada de mi centro de salud, de forma tercermundista. Resulta que en mi pueblo hay otros dos centros, uno más antiguo aún que el mío y que originalmente era el único y otro inaugurado hace poco tiempo, así que me dije voy a ver cómo están las cosas.
El centro de salud nuevo.
Me imaginaba que por lo menos el nuevo ya tendría atención al cliente sentada, así que fui a verlo, no todo van a ser críticas.
Efectivamente el nuevo centro de salud tiene atención sentada con dispensador de tikect de turno y , aunque podría haber sido un poco mejor pensado y dispuesto , al menos existe. Sorpresivamente la imagen corporativa brilla por su ausencia. Parece un centro de salud de otra comunidad.
El centro de salud «antiguo».
Ya que estaba de paseo y hacía bueno he decidido ir al “antiguo ambulatorio” aunque ya sabía, porque había ido a una consulta en octubre de 2021, que tenía una atención en mostrador como en el mío. Como toda la vida, total qué más da que la mayoría seamos personas de edad. Estamos acostumbrados a aguantar.
Cuál sería mi sorpresa cuando al entrar he visto que habían reformado la planta baja y habían instalado 5 ó 6 seis mesas de atención y una zona de espera con asientos.

La foto no hace justicia a la realidad, la mampara queda muy mona pero nada más. No voy a decir que hubiese sido mejor no haber hecho esa reforma, pero casi.
Los asientos de la zona de espera está orientados a la pared donde está puesto el monitor que indica la mesa que le toca a cada número y los puestos de atención están a su derecha y fuera de su campo de visión y todo eso por no hacer una reforma en condiciones, dando una sensación de desorden, de mal terminado.
Recuerdo que hace años en un ambulatorio instalaron inicialmente la zona de espera “de espaldas al mostrador” porque no les cabía de otra forma sin hacer obras.
Si se hacen las cosas, se hacen bien y no se hacen chapuzas que dan aspecto aún más tercermundista a las instalaciones. Tiene toda la pinta de que alguien ha decidido instalar sistemas de gestión de colas y ha contratado a una empresa para que los instale como pueda pero sin «grandes obras».
Un poco de respeto.
En el viejo centro de salud del que estoy hablando y en el mío, si se quiere hacer algo realmente funcional, hay que remodelar completamente la planta baja dejando el sitio adecuado para que las mesas de atención y los monitores de turno estén «enfrente» de la zona de espera de forma que la persona que espera se vaya preparando cuando observa que la anterior está acabando.

Y la estética y el mobiliario de las zonas de atención y espera tienen que tener dignidad como la que tienen las zonas de espera de las consultas privadas de muchos de los médicos que trabajan en esos mismos centros o parecidos y a los que parece no incumbir estas cuestiones.
Estamos hablando de encargar a profesionales que doten de una mínima imagen de modernidad a las nuevas zonas de atención y de adecuarlas a lo que se necesita. Algo que te de la sensación de que te tratan con respeto.
¿Dónde deberíamos estar ahora?
Deberíamos estar ya acabando la reforma de las consultas de las médicas de familia que también debieran estar apoyadas por un sistema de control de colas que, manejado desde su propio ordenador permitiera:
- No tener que salir a decir a quién le toca (como he visto mil veces hacer a la médico o a una enfermera).
- Determinar más claramente a cuántas personas se atiende y cuanto se tarda.
- Determinar mediante claves acordadas los tipos de atenciones y poder así tomar medidas para disminuir el número de consultas.
- etc, etc, etc.

¿Y de estas cosas quién se ocupa? ¿Pensamos que estas “tonterías” no influyen en la percepción que tenemos de la calidad del servicio?
Por supuesto no estoy defendiendo que en cada centro de salud haya en responsable que gestione los edificios y la organización de las consultas y los sistemas y formas de atención, pero sí al menos a nivel de cada OSI la responsabilidad tendría que estar perfectamente establecida con planes y objetivos claros y definidos.
Una sala de espera limpia y bien acondicionada causa una primera impresión positiva en los pacientes y genera más confianza.
Así lo explica este articulo copiado de la Revista Médica del que destaco las siguientes ideas
Una sala de espera bien cuidada aumenta la satisfacción de los pacientes. Así lo concluye un último artículo de la publicación FPM de la American Academy of Family Physicians (AAFP) que ha enumerado qué cosas se deben hacer para conseguir de manera significativa que la experiencia de los enfermos y de sus acompañantes sea más llevadera.
Incorporar tecnologías que puedan permitir a los pacientes registrarse a su llegada al centro o que puedan introducir su propio historial médico electrónicamente o que reciban alertas de sus próximas citas al salir de la clínica y sobre cuándo es el momento de volver para su examen son algunos factores que ayudan a mejorar su estancia.
Hace también hincapié en el tema de los asientos

Las salas de espera deben tener suficientes sillas para sentarse. No solo hay que contar con los pacientes que estén citados sino también de otras personas que les puedan acompañar. Por otro lado, debe haber suficiente espacio para las piernas delante de cada silla para permitir que las personas se estiren mientras otros pasan. Esto también mejora la accesibilidad para quienes utilizan una silla de ruedas o un andador.
Entre otros, se propone que las sillas tengan un acolchado con una superficie que sea duradera y fácil de limpiar, y deben ser lo suficientemente grandes para acomodar cualquier tipo de condición física. También que incorporen unos apoyabrazos porque mejoran la comodidad y ayudan a los pacientes a conservar el espacio personal incluso cuando la sala de espera está llena.