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DPP 3 : Gestión por funciones, una forma arcaica de gestionar.

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Otro de los mayores problemas derivados de no contar con verdaderos gestores profesionales en la administración pública, es el que las estructuras de todas las organizaciones públicas se sigan definiendo por funciones, en lugar de orientarse a los resultados y al cliente o usuario de los servicios.

¿Y porqué?

Pues porque para gestores no competentes es mucho más fácil trabajar en una organización estructurada por funciones, es la más fácil de entender o siendo realistas, es la única que entienden.

Para trabajar de otra forma hay que estar más preparado.

Es como si la banca se continuase organizando en direcciones funcionales como Central, Cuentas Corrientes, Cartera de Valores, Préstamos, Oficinas e Informática, como se organizaba hace 50 años.

Obsérvese el organigrama de una entidad bancaria en 2016. Banca corporativa, Banca minorista, Estrategia, tecnología, comunicación, división geográfica y pocas funciones en la estructura.

En cambio en nuestra administración, y da igual que hablemos del Gobierno Vasco, de las Diputaciones, de las Haciendas Forales, de los Ayuntamientos, de Osakidetza o de Educación, todas siguen organizadas por funciones, como toda la vida.

¿En Hacienda también?

En las mismas Haciendas forales, que por el uso masivo de la informática parecen más modernas, la organización sigue siendo mayoritariamente por funciones.

Gestión por un lado, Inspección por el otro y Recaudación por el suyo, que se note que hay diferencias. Las secciones y los servicios continúan siendo por impuestos, como cuando se crearon las haciendas.

Sin embargo, de cara al cumplimiento de las obligaciones tributarias, los “sujetos pasivos” somos las personas que trabajamos por cuenta ajena, los autónomos, los hosteleros, los profesionales, las pequeñas empresas, las grandes empresas….etc con problemáticas y aspectos muy diferentes y nosotros organizados internamente por impuestos ¿para mejor controlar el fraude?.

Se me dirá que en Inspección ya hay grupos específicos para el control del fraude, sin entender que es toda la organización quien debiera estar estructurada así.

Pero claro, ¿Quién dirigiría el cambio de estructura?

¿El perfil actual de directivos?

¡¡¡Vamos hombre!!!

¿Y en Educación?

Si nos fijamos en Educación y analizamos su estructura, también es claramente por funciones.

Si se leen las funciones de las diferentes direcciones hay párrafos (pocos) en los que se cita a centros públicos, otros en los que habla de centros educativos, otros en los que se habla del sistema educativo en general, vamos, que no está muy claro, salvo para ellos espero, de qué se ocupa cada una.

Las diferentes redes y la geografía parece que no existen.

Si una dirección, la que sea, tiene que atender y trabajar para las tres redes educativas, acabará penalizando a la pública, porque en multitud de ocasiones acaparará toda su atención la red privada y concertada.

Si entre el Departamento y los centros públicos no hay ninguna estructura organizativa específica, será imposible llevar adelante ningún plan ni ninguna mejora.

¿Y en Sanidad?

Parecido ocurre en Osakidetza. Aquí al menos se ha visto la necesidad de estructurarse de forma geográfica y de alguna manera se ve la intención de coordinar los recursos de una zona mediante la creación de las OSI, lo cual, comparado con Educación, ya es un avance.

Sin embargo sigue sin resolverse la forma de segmentar la población usuaria de los servicios, la forma de organizar la atención primaria para que garantice el cuidado y no ingreso de los diagnosticados crónicos y la diagnosis rápida de los demás.

La organización de los hospitales tampoco creo que ha cambiado demasiado y no sé si la coordinación entre servicios para tratar a los enfermos ha mejorado, espero que sí, aunque lo dudo.

Son conceptos ya muy viejos e incluso superados en empresas modernas, pero a la administración todavía ni han llegado.

Así nos va con los directivos y directivas actuales.

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