¿Si no soy experto en educación, de qué voy a hablar?

Ya especifiqué en la página Sobre Mí que me iba a desahogar hablando sobre educación pública a la vez que me declaraba incompetente en materia de educación, de modelos linguísticos y de metodologías de enseñanza y entonces, ¿de qué voy a hablar?
Pues voy a intentar hablar de las cosas que, a mi modo de ver, son mucho más importantes en la vida real de cara a escoger un centro de educación que las batallas ideológicas que tanto gustan a políticos, sindicatos y tertulianos.
Voy a defender que la mayoría de las amas y aitas, a la hora de decidir dónde escolarizar a sus hijos, se mueven por motivaciones muy alejadas de las grandes ideas políticas que nadie entiende y que a la mayoría le importan muy poco, porque saben que hoy en día se puede afirmar que mala enseñanza no se da en ningún sitio, ni por supuesto en la escuela pública.
Creo que la elección de centro, cuando se puede elegir, dejando aparte la cercanía y facilidad de acceso, se basa más en la idea que se tenga de qué centro ofrece a sus hijos e hijas más posibilidades de éxito en su futuro inmediato que en cualquier otra cosa.
Ser percibido como un centro bien bien dirigido, bien cuidado, con servicios y horarios que faciliten la conciliación y con buenos extraescolares y facilidades para practicar deporte escolar también creo que son aspectos que ayudan mucho a decidirse, especialmente en la actualidad.
Existen evidentemente personas que eligen un centro por motivos sobre todo ideológicos, en ambos extremos, pero creo yo que son los menos.
¿Porqué no es la opción con más prestigio?.

Pero sobre todo voy a comentar las razones por las que la enseñanza pública, a mi modo de ver, a pesar de tener más medios humanos y materiales, en contra de toda lógica, no está considerada indiscutiblemente como la de más calidad y éxito.
Debiera ser, como ocurre en muchos países, la opción deseada por la mayoría y por desgracia creo que no es así.
No voy a considerar, por supuesto, aquellos problemas que se deriven del sistema Kafkiano de contratación de personal y que ha convertido en interina a gran parte de la plantilla, pero espero que se arregle en un futuro inmediato y deje de ser un problema añadido a los que yo quiero reflejar.
Además en la concertada tampoco es que estén mucho mejor en cuanto a contratación y calidad del profesorado, así que no creo que sea la cuestión más importante.
Tampoco voy a incidir en los problemas de segregación existentes porque parece que este asunto está en vías de solución aunque en mi pueblo los centros con más niños hijos de migrantes son concertados religiosos, otro tema a estudiar.
Voy a criticar aquellos aspectos que no sólo hacen que no sea la opción preferida, sino que, además parece que son las responsables de que, por lo que parece, la educación pública esté perdiendo alumnado respecto a las ikastolas y las privadas.
¿La Organización y la Gestión también aquí?

Varios son, a mi juicio claro, los problemas de índole organizativo que existen en la gestión de la escuela pública que no ayudan a que sea la red mejor valorada:
- El problema común a toda la administración pública de la falta de profesionalidad de los Gestores y Directivos tanto en las escuelas como en el Departamento de Educación
- La falta de una estructura de gestión profesional exclusiva para la red pública capaz de elaborar un plan y de desplegarlo en toda la organización y que acabe con la sensación de que NO HAY NADIE AL MANDO.
- La no estructuración por territorios de la estructura de gestión.
Gravísimos problemas que se pusieron en evidencia, como comentaré más adelante, al sobrevenir la pandemia.
También plantearé que, a la mayoría de las personas que conozco, muchísimas cosas de las que se hacen en las escuelas públicas supuestamente en nombre de la «autonomía de los centros», nos parecen más bien producto de esa incapacidad de la estructura para implantar cualquier tipo de proyecto o norma de funcionamiento común al sistema público.
Si analizo la estructura orgánica del Departamento de Educación veo una estructura dedicada a «todo el sistema educativo», no veo por ningún sitio una estructura «exclusiva para la escuela pública» que la dirija y mejore. Aquí está, a mi modo de ver, una de las principales causas de su debilidad. Seguimos con estructuras por funciones.
Urgiría, al menos, separar la estructura dedicada a controlar a la concertada de la dedicada a la escuela pública.
Y cómo no, la informática otra vez.

Por último y como no podía ser de otra forma, defenderé también la creación de una empresa informática que se ocupe de forma exclusiva de trabajar para el Sistema Educativo Público.
Ya lo aclararé en alguna entrada específica, pero, al igual que en Osakidetza, no pretendo, con lo de la empresa informática, que todas aplicaciones se desarrollen en dicha empresa, al contrario, creo que la mayoría se subcontratará.
Pero sí pretendo que se forme un <<núcleo central permanente>> que controle el conjunto del sistema informático propio y su lógica y consistencia.
En el caso de educación, sin comprender del todo la problemática, me imagino que no sólo hay que desarrollar aplicaciones de uso común, también hay desarrollar aplicativos que soporten las metodologías empleadas por alumnos, padres y madres y profesoras tanto en los centros como desde los hogares, y supongo que también se deberá contemplar de alguna manera la generación de contenidos.
Además la organización de un soporte informático telefónico y presencial a los centros públicos, necesario en mi opinión, sería otro aspecto relevante de su gestión.
Ahora que está en todos los medios el pacto de educación, que por lo visto existe, es asombroso que de todas estas cosas no se hable nada. Yo creo que ningún aita o ama sabe en qué consiste ese pacto.
Yo al menos, a pesar de que he estado atento y soy oyente asiduo de radio, de momento soy incapaz de citar ni una sola medida concreta. Igual estoy equivocado y me llevo una sorpresa. ¡¡Ojalá!!.