El Servicio público más importante.
Como estoy ya muy añoso y en puertas de convertirme en un usuario frecuente de los servicios sanitarios y como además, por edad, también he tenido, demasiadas, oportunidades de ver el impacto de los problemas de salud en las personas, no creo que exagere si digo que el Servicio más importante que debe garantizar un país es el de su Sanidad.
Precisando un poco más si con algo se la juega una sociedad es con su Sanidad Pública, no con su Sanidad en general, sino con su Sanidad Pública.

Aquí no pasa como con en el caso de la Educación, en el que la Enseñanza Pública, si quiere ser la referencia y la mejor, se tendrá que poner las pilas porque, en lo básico y con todos los matices que se quieran, el derecho a la educación está resuelto en cualquiera de las redes existentes, la privada concertada, la de las Ikastolas y las de la Escuela Pública.
En un estado del bienestar, la sanidad privada no es alternativa, podrá ser complementaria, podrá dar satisfacción a esa urgencia en tener respuestas tan propia de las sociedades ricas, pero nunca debe ser alternativa, porque si no acabaría pasando lo que ya sabemos que ocurre en otros países donde una enfermedad te puede llevar a la indigencia.
De series y documentales.
A todos nos asombra lo que oímos de la sanidad en los Estados Unidos con las coberturas de los seguros privados, pues eso es lo que nos puede pasar. Hay un documental muy recomendable (Sicko de Michael Moore) que compara el sistema de seguros privados existente en EEUU con el sistema sanitario europeo y que te pone los pelos de punta.
Quizá alguien piense que exagera un poco, pero la secuencia donde una persona que ha perdido varios dedos de una mano tiene que escoger cuáles se reimplanta porque el seguro no le cubre todos es, a la par de esclarecedora, terrible.
Siguiendo con ejemplos cinematográficos hay una serie, “Esto te va a doler”, que además de ser muy buena, trata de cómo tiene que trabajar un servicio de ginecología de un hospital público, y es también muy esclarecedora.

Tiene un capítulo (el 6) en el que el protagonista hace una suplencia a su jefe de servicio en la pública en el hospital privado en el que se forra (no es aquí, es en Inglaterra, no penséis mal) y un parto se le complica. Aunque hay final feliz, en la sanidad pública claro, pocas veces he visto tan bien reflejado el peligro que supone la sanidad privada.
No obstante hay aspectos que no me gustan un pelo.
Dicho todo esto, que creo que deja pocas dudas sobre mis preferencias, adelanto que, a pesar de estar muy a favor, voy a ser muy crítico e incorrecto políticamente con la sanidad pública porque hay muchos aspectos que no me gustan un pelo.
No quiero tampoco caer en la exageración de quienes, por intereses exclusivamente partidistas, anuncian la apocalíptica maldad de los “neoliberales” que pretenden el desmantelamiento programado de Osakidetza para entregar la sanidad a las malvadas huestes privadas.
Es una mentira el que se pretenda el desmantelamiento de nada, y lo sabemos todos y todas. La realidad es, tristemente, siempre más sencilla, nadie se atreve a coger el mando y poner orden porque son conscientes de las dificultades de la tarea.
Como dice el refrán, ”Nunca atribuyas a la maldad lo que se explica adecuadamente por la ineptitud”
Toda persona que ha conocido nuestro sistema de salud y ha reflexionado un poco sabe que su mejora no va a ser sencilla, va a necesitar discutir y negociar con la “clase médica” y va a ser duro.
Pero claro, de este tipo de dificultades nadie quiere hablar y menos que nadie los que arreglan todo poniendo etiquetas y proponiendo cambios de modelo como si se tratase de cambiar de coche.
¿En qué se está ahora? ¿En la Atención Primaria?
Desde la pandemia todo el mundo centra la problemática existente en la actualidad en la Atención Primaria y en la falta de medios de los Centros de Salud; hacen falta más médicas, más enfermeras, más administrativas, más inversión en definitiva.

No seré yo quien diga que no hace falta ahora mismo más personal (y con contrato fijo), pero sí seré quien diga que eso, por sí sólo, no es la solución.
Es una reforma necesaria pero no suficiente. Aunque se consiga una plantilla correcta y estable, si no se hace nada más, si no hay una gestión más profesionalizada, se volverá a colapsar el servicio.
Una gestión profesionalizada de la AP que ponga orden y aumente la productividad del sistema mediante la organización de los centros de salud y ambulatorios y la utilización de la informática y la atención telefónica y telemática.
La evidencia de que no hay ningún tipo de gestión de los centros de salud y los ambulatorios es palmaria para cualquier usuario de los mismos. Ese debiera ser el primer escalón en una carrera profesional de gestión en el sistema sanitario y no una tarea provisional que de mala gana parece que realizan algunos o algunas médicos.
¿El principal problema es la Atención Primaria?
A corto plazo sí , pero a medio y largo plazo yo no lo tengo tan claro y por una razón muy sencilla, porque no podemos olvidar que la sanidad privada vive de ofrecer lo que la pública no hace o hace mal y está creciendo, habrá que ver porqué.
¿Qué es lo que hace la sanidad privada de nuestro entorno?
No se dedica ni a la atención primaria ni a la atención hospitalaria grave y cara, es en el acceso más rápido a especialistas y a pruebas diagnósticas y a intervenciones clínicas donde está dando la batalla, utilizando en gran medida y para más inri profesionales del área pública.
Si no se cambian las tornas se va a seguir consolidando la idea, ya anterior a la crisis actual, de que, si puedes pagarla, hay que tener una sanidad privada para una mayor comodidad y un diagnóstico más rápido y una sanidad pública para lo grave y caro.
Creo por tanto que el problema de la falta de medios de atención primaria es coyuntural y se va a resolver, al menos temporalmente, pero creo que el problema de la atención especializada es más profundo y difícil de afrontar, afecta directamente a intereses de parte de una “clase médica” con la que, como decía, habrá que dialogar, negociar y convencer.
¿Porqué el mayor problema está en la atención especializada?
Por lo que yo tengo escuchado a multitud de expertos y que coincide con mis vivencias, tenemos un sistema de salud muy bueno para el tratamiento de agudos.
Hablar de desmantelamiento de la sanidad pública habiendo visto los medios existentes en nuestros hospitales es de juzgado de guardia.
Vamos, que si llegas al hospital diagnosticado a tiempo, puedes esperar el mejor de los tratamientos posibles.

No obstante los hospitales no dejan de estar gestionados por jefaturas ocupadas por personas técnicas mayormente incompetentes en gestión, que además, en gran medida trabajan en la pública y en la privada y son dirigidos por personal directivo «de la confianza de alguien» y generalmente también incompetente en materia de gestión.
Tienen pues un grandísimo margen de mejora, pero hay que reconocer que técnicamente son competentes.
El problema ahora, según también los mismos expertos, es conseguir que te diagnostiquen y que sea pronto, es decir que la Atención Primaria, las consultas de especialistas y las pruebas diagnósticas funcionen bien y a tiempo.
Yo creo que el principal riesgo para la pervivencia del sistema público, está en la atención especializada.
Y quiero precisar un poco más. Yo divido la atención especializada en dos grupos, la que prestan los profesionales de las consultas externas de los hospitales y la que prestan los profesionales de los ambulatorios.
Me explicaré en alguna entrada pero yo opino que a los profesionales de consultas externas hay que dejarles en paz trabajando con las personas hospitalizadas y donde hay que hacer reformas y aumento de plantillas es en las consultas de especialistas intermedios, los de los ambulatorios, los que te diagnostican en primera instancia y deciden si vas o no al hospital.
¿Se trata entonces de prohibir, si se puede, la participación de personal especializado en la medicina privada?
Antes era claramente partidario de prohibir a especialistas de Osakidetza que participen en la sanidad privada implantando la dedicación exclusiva. Ahora conforme me he hecho mayor y las enfermedades me van rodeando, me he vuelto más partidario de regular quién y cómo, que de prohibir. En este terreno es donde habrá que dialogar, negociar y convencer.

Vivimos en una época en la que todo tiene que ser resuelto de forma urgente y en la que se exige una atención personalizada tan exhaustiva que no puede, ni debe, existir un sistema público que satisfaga tal nivel de exigencia.
Un sistema público debe centrarse en curar, especialmente salvando vidas, pero tienen que existir unos límites en el consumo de recursos porque si no siempre acabarán agotándose. Ahí puede tener su campo de trabajo la sanidad privada, para quien tenga mucha prisa o mucha necesidad de consultas presenciales.
No obstante sí comentaré algunos aspectos de la participación de especialistas en la medicina privada que no me parecen muy presentables, por decirlo suavemente.
La Informática olvidada.
Por último no puedo dejar de referirme especialmente a la gestión de la informática, más ahora cuando está clarísimo que tiene que representar una gran parte de la solución.

Cuando yo estaba en la empresa pública de informática de la Diputación no existía una informática propia de sanidad, solo había pequeños departamentos informáticos en algunos hospitales. Pero poco después, al mejorar los sistemas, no comprendí que no se hubiese creado una empresa pública para Osakidetza a semejanza de las diputaciones. Todavía sigo sin entenderlo.
Todo lo que voy viendo sobre la informática de Osakidetza me lleva a pensar que la informática ha llegado con mucho retraso y de forma totalmente desorganizada a través de subcontrataciones.
No se trata de que no se subcontraten las aplicaciones, sino de que exista una empresa informática propia de Osakidetza que controle y lidere el sistema de información a desarrollar y que coordine las necesidades del sistema de salud a través de la interlocución continuada con los profesionales de los hospitales y de los centros de salud y con los paneles de usuarios.
¿De qué voy a tratar en las entradas de esta categoría?
Voy a tratar de partir de mi propia experiencia profesional y de mis diversas y cada vez más frecuentes interacciones con el sistema de salud para, con entradas a modo de cartas al director, comentar las diversas oportunidades de mejora de la atención telefónica , telemática y presencial que, a mi juicio, me he ido encontrando.
También opinaré de la gestión de los centros de salud que voy observando y de la organización que veo de las consultas especializadas.
Espero que sirvan de algo aunque sin lugar a dudas, algunas tonterías ya diré.