¿Opinamos o nos desahogamos?.

Es una pregunta que me hago en muchas ocasiones, especialmente cuando se discute en grupo sobre algo que nos parece mal.

Por carácter o quizá por influencia del tipo de trabajo que he desarrollado a lo largo de mi vida, que explicaré después, tiendo a pensar en la forma de solucionar el problema planteado y, por lo general, observo que la mayoría no actúa así.

Tiende a echar la culpa a alguien indeterminado dando a entender que lo solucionaría rápidamente si de él o de ella dependiese, pero sin dar muchas pistas sobre cómo lo haría; es decir, tiende A DESAHOGARSE.

Como dice la cabecera de una web peruana que he consultado en mis búsquedas en el mundo digital,

Muchos Opinan Pocos Analizan.

Eso sí, aparentemente al menos, se quedan muy a gusto aunque, en general, evidencian que no han reflexionado mucho, al menos sobre el objeto de discusión.

En este blog pretendo desahogarme yo dando rienda suelta a mis reflexiones sobre aquellos temas que más me interesan y que suelen ser objeto de debate, la administración pública, la educación pública, la sanidad pública, la informática, la organización y…, por supuesto, la política (si me atrevo).

Eso sí, prometo que, antes de escribir mis desahogos, he analizado, al menos superficialmente, el contenido de cada una de las entradas y doy fe de que da trabajo.

Hay que escribir.

Soy muy malo explicándome de palabra, resulto (parece ser) poco empático y algunas personas cercanas, hartas lógicamente de oírme, me dicen que por qué no lo escribesuna versión caritativa del ¡por qué no te callas!— y he pensado que tienen razón. Voy a intentar poner por escrito lo que llevo mucho tiempo diciendo.

Efectivamente, me suele salir mejor escribir que hablar y además molesto menos. Poner tus ideas negro sobre blanco te obliga a no decir tonterías (a veces) y es la única forma de comprobar si tienen fundamento.

Disfrutar haciendo un blog.

Esta es en realidad, mi primera y quizá más importante motivación: ver si soy capaz de hacer un blog y publicarlo.

Efectivamente en mis primeros años laborales, lo cuento más adelante, fui programador y como siempre queda algo, llevaba un tiempo con el gusanillo de hacer un blog o una página, sin pretensiones, como un pequeño desafío, por el simple hecho de hacerlo.

De primeras comencé con Blogger y, para un viejo programador de COBOL que usaba metodología estructurada Bertini (cuadriculado por tanto), no me gustó la relación que me encontré entre plantillas, gadgets, páginas, entradas y etiquetas como elementos de organización del blog.

Ahora me he pasado a WordPress.org, primero en local y ahora en un hosting gratuito. Ya veremos cómo acaba esto. De entrada la organización en categorías y las muchas posibilidades que te dan los temas y los plugins tiene otra pinta. La verdad es que estoy disfrutando del camino, no me importa mucho cómo finalice.

Estoy también intentado documentar los pasos que voy dando en la elaboración del blog.

Procuraré que sean legibles para ponerlos a disposición de quien quiera y aprovecharé para rendir un homenaje a la cantidad de personas que ponen a disposición de los demás sus vídeos y escritos.

Mis competencias y mi experiencia.

Ya que voy a dejar por escrito mis desahogos, voy a describir por encima cuáles son las competencias y las experiencias que tengo en los terrenos en los que me voy a embarrar, y ya que voy a procurar ser lo más políticamente incorrecto posible, quiero dejar constancia de que no siempre hablaré por boca de ganso.

Lo primero la Informática.

Por antigüedad hablaré primero de Informática. En el año 1976 un amigo me comentó que en un banco había un examen para titulados sin experiencia para trabajar en informática. ¿Qué es eso pregunté? Tú preséntate y prueba, me contestó.

Al cabo de unos meses ya trabajaba como programador de cobol y en los siguientes años recorrí los diferentes puestos del desarrollo de aplicaciones, analista programador, analista funcional…..etc.

Mi últimos años en este tipo de trabajo los pasé formando parte del equipo que montó desde cero, época de las transferencias, el Sistema de Información de una Hacienda Foral.

Este trabajo me permitió comprobar lo difícil que es reunir toda la información necesaria para intentar obligar a todo el mundo a que declare lo que verdaderamente gana.

Luego dicen que es muy fácil saberlo todo de todo el mundo, sólo con el teléfono y la omnipotente IA. Y los de Hacienda sin enterarse.

En la Administración Pública, la Organización

El siguiente paso en mi profesión, muy habitual por cierto, fue pasar al área de Organización y a la realización de proyectos y planes de mejora de la organización pública de la que pasé a formar parte como funcionario, con responsabilidades de gestión medias.

En esta etapa, la más larga de mi vida laboral, y a pesar de las evidentes mejoras en materia de prestación de servicios que se produjeron, sobre todo al principio y fundamentalmente gracias a la implantación de nuevas tecnologías y a la modernización, llegué al final a la conclusión de que en materia de gestión las cosas no han ido bien y además se han deteriorado mucho sobre todo en los últimos 20 años.

Las cosas no van nada bien.

Creo que la administración actual presenta unas tasas de de productividad cada vez más bajas y un aumento galopante de la desmotivación de su personal. Y de lo que voy a hablar es de lo que considero que es el problema principal: que NO HAY NADIE COMPETENTE AL MANDO.

No me refiero sólo a los altos cargos de la administración sino a toda la cadena de mando de todas las administraciones.

El amateurismo y la falta de competencia de la mayoría de las personas que dirigen y gestionan la administración es la razón de la afirmación anterior.

Con los mismos medios se podrían prestar infinidad de servicios más, simplemente con una dirección profesional que los emplease con más eficacia.

Sobre la sanidad pública.

Quizá sea en la sanidad pública donde más se esté notando el efecto general del que hablo, aunque de momento la gente piensa que es un problema de falta de medios.

Todavía no es consciente de que el verdadero problema es la falta de una gestión profesional adecuada. Intentaré ponerlo en evidencia en la entradas.

En esta materia mi experiencia personal ha sido sobre todo como usuario, eso sí, un usuario VIP como ya explicaré.

No obstante mi pareja ha trabajado siempre en sanidad, en un hospital primero y en un centro de salud después y ha tenido responsabilidades administrativas y relacionadas con la calidad del servicio.

Dado mi tipo de trabajo (he evaluado varios hospitales) y dado que vivo con mi pareja, se comprenderá que algo sabré sobre el funcionamiento de algunos aspectos sanitarios y por supuesto, lo comentaré.

Sobre Educación Pública.

En Educación Pública, a pesar de que soy aita y aitite de alumnas y de profesoras y tengo familiares cercanos que han trabajado en educación y han compartido sus experiencias, me declaro incompetente para hablar sobre educación y metodologías.

Sólo he evaluado algún centro de formación profesional, ninguna escuela pública, sin embargo algo sobre lo que he observado de su funcionamiento y su organización sí pienso decir y creo que esto tiene más importancia que la que se le da.

Oportunidades de mejora.

Por supuesto en ambos casos me limitaré a los campos en los que creo que puedo aportar y criticar con algún fundamento: la Organización y la Informática, que, dicho sea de paso, son las que nos pueden ayudar a salir del atolladero.

No obstante, ya he dicho que pretendo ser lo más políticamente incorrecto posible pero siempre partiendo de una premisa, la verdadera forma de mejorar la gestión de lo público es criticar lo que está mal como primer paso para intentar mejorarlo.

Sé que muchas de las cosas que voy a comentar en las entradas no van a gustar a algunas personas de pensamiento políticamente correcto, pero defender lo público sin matizaciones ni críticas, suena más a defensa de los funcionarios que de la gestión pública.